26 nov 2012

ARTE RUPESTRE AMERICANO (I)

La complejidad del poblamiento prehistórico de América, tanto en el tiempo como en el espacio, las dificultades de su periodización y el hecho de que la vida aborigen prosiguiera durante milenios y en mucho lugares haya perdurado hasta tiempos "históricos" o incluso modernos, son factores que dan lugar a una problemática complicada en lo que al arte rupestre americano se refiere.
Pinturas y grabados rupestres existen en innumerables sitios del territorio americano.  Se trata de grafemas que constituyen una memoria "histórica" que con frecuencia se hace difícil entender y explicar.  En ocasiones, las superficies rocosas pintadas o grabadas han sido utilizadas en diversas épocas o estadios culturales. Las superposiciones, como en todos los lugares donde existe arte rupestre, permiten establecer qué es más antiguo y qué es más moderno.  Siguen, luego, los problemas de atribución cultural que, por suerte, a veces vienen explicados por la arqueología.  Por último hay que encararse con la cronología absoluta, que compone en mayor de los dilemas para el investigador.  Recordemos que en América la aparición del caballo -y del jinete que lo montaba-, postcolombina, constituye un punto de referencia importante (precisamente este animal tuvo sus lejanos antepasados en el continente americano donde se extinguió al llegar el Holoceno y del que no existen representaciones prehispánicas).
Los viajeros del siglo XIX, con Aleander von Humboldt y Alcide d'Orbigny ya señalaron la existencia de pinturas y grabados  rupestres, pero los consideraron de poca antigüedad.  Surgió pronto la idea de que podría tratarse de "cosas prehistóricas".  Así, en la temprana fecha de 1876, Francisco P. Moreno publicó un trabajo que contiene breves referencias a las pinturas de Punta Wualichu (Lago Argentino, provincia de Santa Cruz); en 1879, Ramón Lista señaló la existencia de cuevas pintadas en el valle de Río Gallegos; en 1884, E.L. Holmberg da a conocer las pinturas mascariformaes de Cueva de los Espíritus (sierras de Curá-Malal, Bahía Blanca, Argentina).  A partir de comienzos del siglo XX las noticias se multiplican en todo el continente.
Teniendo siempre en cuenta las dificultades cronológicas y de atribución cultural y rebasando incluso los límites de lo que pretendemos subrayar aquí, a continuación efectuaremos un rápido y selectivo repaso del contenido rupestre del norte a sur de América.

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